sábado, 8 de septiembre de 2007

Love Scene




-¿No dices nada?
-No tengo nada que decir

Rompes en sollozos, explotas en lágrimas, sonrío sin que te des cuenta. Volteas a verme, intentas extirparme compasión del iris para untártela cual caléndula en las heridas que te deja mi indiferencia.
Por mi parte, me enamoro de la escena: tu carita de niña, tus lágrimas de cuarzos, no, de diamantes que te cortan los párpados. Finjo fastidio, volteo de un lado a otro; hacia la ventana, el piso, tu ropa, tus ojos que insistentemente buscan respuestas que no te daré.

Tu tez se ha empapado, tus palabras se ahogan entre tus intentos de no llorar y mi facilidad para ignorarte. Yo me fascino con la hinchazón de tus pómulos; me parece que el estado melancólico resalta tu belleza exponencialmente. La alegría que me da el verte así, suplicándome, llorando hasta el cansancio, en suspenso oscilando entre mi sí y mi no, es tan grande como la de que provocaría un tierno beso después del orgasmo, el caramelo después de morder el chocolate, la tormenta después de meses de calor.

Me dices que te vas, que ha sido suficiente humillación. Te levantas, azotas la puerta y pasan menos de cinco minutos antes de que regreses con un nuevo discurso mal planeado que me habrás de echar en cara. Yo, sonrío. Pretendo un poco de compasión, te extiendo los brazos para que te sientas en libertad de llorar; de felicidad, de temor, de horror de saber que te lastimaré nuevamente, con una entrada más sutil y un golpe más severo; haciendo añicos tu querer con mis palabras, reconstruyéndolo fácilmente con un “te amo”, o alguna otra baratija de las que te hacen feliz.

1 comentario:

David Navarro dijo...

Que groseria!! cambie de estado de animo 4 veces o mas... usas las palabras exactas... en el momento mas cruel, hay un malentendido en la escena... falta el amor.
esa es la idea... a veces no se que papel en el tiempo me gustaria mas.