martes, 18 de septiembre de 2007

Havoc

Se conocieron por causalidad. Por insistencia de ella y por la poca resistencia de él. Un eclipse coqueto provocó los mejores besos, caricias, mordidas y prisas preorgásmicas un tanto ambiguas.





Dicen que a ella la encontraron dos años más tarde con los placeres extirpados; el dolor desparramado cual cáncer fulminante en el estómago; las lágrimas evaporadas y por consecuencia sus lamentos cristalizados en lo que parecían sus párpados.

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